Instinto de supervivencia

Y tú, ¿qué harías en mi lugar? ¿Cómo te sentirías? Te lo pregunto pero no obtengo ninguna respuesta.

Eramos los dos en el mismo infierno, pero sin los mismos recursos. No había ningún patrón bueno o malo que seguir. Pero tal vez hubo causas y efectos. Lo que debía ocurrir ocurrió. Oh, cuánto odio ser fatalista. Pero, ¿realmente es serlo? En ese remolino sólo me fue posible constatar los efectos. Uno de ellos se manifestó naturalmente, como en caso de peligro: el instinto de supervivencia. No morir mentalmente, a fuego lento. No dejar las últimas bellas cosas desvanecerse para dejar el sitio al horror de un cotidiano que afea incluso lo que se creía precioso. No creer que lo que tenía me era adquirido. ¿Cómo podría creerlo ahora? Al contrario, me percato de que somos muy frágiles y muy poco inclinados a reconocerlo.
Si pudiera haber actuado de otra forma, estoy convencido de que habría actuado de otra forma. Ahora bien, en ese caso, ¿qué hacer aparte de ver al otro debatirse solo, sin posibilidad de levantar cabeza? Una solución: decirle donde sé que podrá vivir, quedándome, por mi parte, solo. Por supuesto, fui yo quien lo pidió. No podía actuar de otra manera aparte de dejarle vivir así a mi lado, de aquella forma que no tenía nada de una vida. Al mismo tiempo, todo me parecía preparado, fingido. Realmente pensé que era así y no podía ser diferente. El instinto de supervivencia, de la suya, de la mía, sin duda nos salvó momentáneamente en vez de arrastrarnos hacia un enfrentamiento con emociones que, tal vez, hubieran sido letales. Al menos, una parte del recuerdo permaneció bella. Pero no es de esto que me acuerdo en primer lugar. La memoria no es selectiva, al menos que uno lo decida para no molestar, al contrario de lo que uno puede pensar en momentos de crisis positivistas.

Pues sí, siempre es fácil pensar en el lugar del otro, creer primero en su culpabilidad, luego descargar en él todo su veneno cuando a uno no le gusta su forma de actuar, de reaccionar, que es suya, en definitiva. Me pregunto qué nos otorga ese derecho, a algunos más que a otros. ¿En nombre de qué?